23 octubre 2011

Ya nada tiene sentido. Sinceramente ya no tengo ganas de luchar por nada ni por nadie. Las niñas que verdaderamente me importaban se han esfumado, se las ha llevado el verano. Mi niñita especial ha desaparecido, ya nadie sabe donde esta. Ahora el único que me entiende es el humo de un cigarro. Ya ni el llanto quiere saber nada de mi. La soledad tampoco ayuda. Suelo sentarme en cualquier bordillo de la ciudad, no importa si es muy transitado ya nada me importa y mucho menos lo que la gente comente; enciendo un cigarrillo, sinceramente no me gusta y nunca lo hará, me produce repugnancia, pero me parece gracioso como el humo sale de mi cuerpo y se pierde con el aire. Suelo decir que ya vendrán tiempos mejores, aquí me quedare esperando.

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