06 octubre 2013

Que los domingos no tienen solución lo hemos asumido ya todos, hemos comprobado que ningún plan nos anima, que no hay compañía que nos salve de este día, pero soledad mucho menos.

  Parece que inconscientemente nuestro cerebro sabe que el día que sigue al domingo es un lunes, que posiblemente ha pasado otra semana que hemos vuelto a desperdiciar con las mismas cosas de siempre,  los mismos vicios, las mismas calles, los mismos miedos… En resumidas cuentas la rutina a la que tan enganchados estamos. Y si no fuese suficiente con esto que nuestro cerebro nos deja caer como si nada, nosotros, tan masocas como de costumbre, solo sabemos pensar a conciencia que mañana hay que madrugar o lo que es lo mismo nos encanta dedicarnos a leer en diferentes redes sociales lo evidente, que mañana es otro jodido lunes.

Pero este domingo en especial a mi se me ha atragantado,  y no solo este domingo, no, todo el fin de semana.  

   Como si no fuese suficiente sobrevivir a un domingo, yo que soy tan jodidamente masoca, he decidido sobrevivir a un fin de semana entero con domingo incluido. 

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