Adoro la navidad, me gusta ir por la calle y ver las calles iluminadas, doblar una esquina y que aparezca un árbol de navidad adornado con miles de bolas colgadas y en lo alto una estrella, me gusta ver a la gente en las tiendas con esa ilusión en a cara, el nerviosismo de los niños por descubrir si Papa Noel ha traido algo de sus interminables cartas, que aunque parezca mentira estos días la gente se vuelve un poco más generosa y deja los malos rollos fuera, que son capaces de juntarse una noche entera a cenar y abandonar la tristeza, que es lo más bonito del mundo.
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